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Un mercadillo lleno de historia(s)

  • elmomentodiario
  • 8 dic 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 10 dic 2021

Desde hace más de 40 años Erandio acoge todos los lunes su famoso mercado, el más grande de la zona


Maitane Tamayo, Paula Romero y Andrea Pedraja


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Fuente: El Momento de Erandio


La alarma de Jose Antonio Souto suena cada día a las seis de la mañana, aunque antes de abandonar la cama, repasa en su cabeza el itinerario que debe realizar durante la semana. Desde que llegó la pandemia de la COVID-19 tiene otra tarea más antes de tomarse su primer café del día; comprobar las cambiantes restricciones de cada municipio dónde trabaja. Hace 23 años que Jose Antonio llega todos los lunes a las siete de la mañana a Erandio para preparar su puesto de ropa.


El mercadillo de Erandio es conocido por sus más de 40 años de antigüedad. Se sitúa en la calle Bereterretxe 9, en el barrio de Altzaga, Erandio. Siempre ha estado lleno de vida, con una gran cantidad de puestos y diferentes comerciantes. Además, fue uno de los primeros mercadillos que abrieron después de que se levantaran algunas de las medidas impuestas por el LABI. Aunque de los 25 puestos que estaban autorizados para abrir solo lo hicieron 15. En condiciones normales, el parking donde se celebra el mercadillo suele tener 101 puestos autorizados cada lunes.


José Antonio Souto es uno de los asiduos comerciantes que montan su puesto cada lunes. Además de trabajar en este, también trabaja en el mercado de Zumárraga, Bolueta y Muskiz. Souto empezó en el mundo de la venta ambulante gracias a su cuñado, que se dedicaba a ello. “Sobre las siete de la mañana vengo con mi hijo mayor y comenzamos a montar el puesto. Normalmente abrimos a las 8 de la mañana y cerramos alrededor de la 13 del mediodía”, explica Souto. Junto con su hijo, regenta uno de los puestos más grandes del recinto, ya que ocupa dos espacios, dónde vende zapatillas, camisetas y calcetines. Como con todo, y con la pandemia no iba a ser menos, fueron de los primeros que sufrieron las medidas implantadas por el LABI. “Los primeros perjudicados siempre fuimos nosotros, incluso las sufrimos antes que los bares y es una cosa que no entiendo, porque nosotros vendemos al aire libre”, señala José Antonio.


En el mercadillo abundan sobre todo los puestos de ropa y textiles para el hogar. Muy cerca del tenderete de Jose Antonio, se encuentra el de Pilar, una mujer con oscuras gafas de sol (pese a la lluvia) que ronda la setentena que, junto con su hermana, lleva 46 años trabajando como vendedora ambulante en el puesto que heredó de sus padres. Desde que ambas abandonaron la escuela se han ocupado del pequeño negocio familiar. Como la mayoría de comerciantes, Pilar y su hermana no solo asisten al mercado de Erandio, si no que trabajan también en el de Durango y Bolueta.


“Salimos de casa a las 6 de la mañana para acudir al mercadillo que nos toca y cerramos el puesto sobre las tres de la tarde”, explica Pilar. Un factor clave en los mercadillos del País Vasco es el buen tiempo, cosa que no es muy común en las estaciones de otoño e invierno. Por ello, en días de mucha lluvía o granizo, hay veces que no ponen el puesto ya que no suele haber mucha gente. A pesar de que es una circunstancia incontrolable, se quejan de que el Ayuntamiento de Erandio les cobra igualmente por trimestre 260€. “Los inconvenientes de los mercadillos dependen bastante de cada sitio, por ejemplo en Durango tenemos un sitio muy malo porque estamos encima de la hierba y cuando llueve se vuelve un barrizal. En Erandio en cambio, el inconveniente es la lluvia porque no acude mucha gente”, añade Pilar.


Durante la pandemia no han podido trabajar, ya que las restricciones del LABI han sido muy duras con los mercadillos del País Vasco, aún así, ambas hermanas alaban que los ayuntamientos vizcaínos no les hayan cobrado la cuota trimestral y han sido "bastante empáticos" con la situación que les ha tocado vivir.


Los puestos de los comerciantes suelen cambiar de lugar dependiendo del partido que gobierne en cada consistorio, ya que son ellos quienes deciden qué hueco pertenece a cada puesto. Se han visto afectadas debido a la pandemia ya que en muchos lugares los mercadillos han dividido los puestos por semanas y números. Esto es, las semanas pares van la mitad de puestos divididos por parcela y número seleccionados por el Ayuntamiento y las impares la otra mitad, los números de puestos restantes.


La otra cara del mercadillo


Los mercadillos suelen ser lugares muy concurridos, y el de Erandio no se queda atrás. Pero en los días de lluvia el ambiente cambia. Muchos comerciantes deciden no montar sus carpas, o la mayoría de ellos a media mañana comienzan a recoger, ya que no hay movimiento en la calle y hay muy pocos clientes. Aunque, por otra parte, los compradores que acuden al mercadillo en días de lluvia suelen ser los que van especialmente a comprar y no a pasear.


A la entrada del mercadillo se encuentra el pequeño y humilde puesto de David Valdivielso e Irene Zabala, una pareja de comerciantes del mercadillo de Erandio. Ellos regentan un puesto dónde venden frutas y verduras, en el que llevan trabajando casi 15 años juntos. Irene recogió el legado de su familia paterna hace poco más de 30 años y David, tras ser despedido de su antiguo trabajo por la crisis de 2008, empezó a acompañar a su mujer a los mercadillos hasta día de hoy que lleva 13 años trabajando en ello.


Al tratarse de un negocio que comercia con alimentos perecederos, las condiciones climatológicas son un factor clave para el buen mantenimiento de su género, por ello, en los días de mucho calor o mucha lluvia, se ven obligados a no acudir a los mercadillos. “Nos afecta negativamente la temperatura que haga en cada sitio al que vamos, ya que mucha gente piensa que los tomates, los cítricos o las frutas tropicales no les perjudica el frío, pero en realidad con las bajas temperaturas pierden nutrientes e impiden que maduren, además pierden textura y sabor. Aunque es lo mismo que nos pasa en verano con las altas temperaturas”, admite Zabala.


Muchos comerciantes, entre ellos Irene y David, han presentado quejas al Ayuntamiento de Erandio para que juntos busquen una alternativa cuando se trate de condiciones climatológicas adversas, ya que por esa razón han registrado pérdidas económicas considerables.


Mercadillo de Erandio en día de lluvia Fuente: El Momento de Erandio



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